Editorial revista 78 - La inclusión educativa: un compromiso de todos y todas

La educación es un derecho fundamental y un pilar esencial para el desarrollo individual y colectivo. La Educación Inclusiva va avanzando en el ámbito social y educativo, pero es un camino que debemos recorrer de forma consciente y activa. Es necesario que la comunidad educativa trabaje con un objetivo claro: garantizar el acceso y el desarrollo educativo de todo el alumnado, superando las barreras sociales, físicas o personales que puedan surgir.

La inclusión promueve una adaptación del sistema educativo al alumnado y no al contrario. Trabajar la inclusión supone potenciar los recursos, contar con profesionales preparados y crear entornos donde todos los niños, niñas y jóvenes tengan las mismas oportunidades de aprendizaje y participación. Garantizar la igualdad de oportunidades no es solo un reto del profesorado o de los equipos directivos; es una responsabilidad compartida, donde las familias, los centros y la sociedad en su conjunto deben implicarse.

La diversidad constituye una fuente de riqueza que fortalece tanto a las comunidades educativas como a la sociedad en general. Promover espacios inclusivos no solo supone brindar apoyo a quienes enfrentan mayores dificultades, sino también construir una sociedad más solidaria, consciente y preparada para valorar y convivir con la pluralidad del mundo actual de la cual todos y todas formamos parte.

Por ello, desde la FAPA Francisco Giner de los Ríos, consideramos fundamental trabajar de forma personal y colectiva para eliminar cualquier barrera que impida el acceso a la educación. La colaboración de los padres y madres es esencial. Como federación, defendemos una educación inclusiva como la base de una sociedad más justa e igualitaria. Creemos que todos los niños y niñas, independientemente de sus circunstancias personales, culturales o sociales, tienen derecho a una educación de calidad que valore sus diferencias y fomente su desarrollo integral. Apostamos por el refuerzo de recursos humanos y materiales en los centros, la formación del profesorado y el impulso de proyectos que visibilicen y atiendan la diversidad. La inclusión no es solo una meta, es una forma de entender y construir la educación como un derecho innegociable para todos y todas.

En esta línea, queremos destacar la importancia de iniciativas que fomenten la participación activa y la inclusión en los centros educativos. La jornada celebrada el pasado 30 de noviembre en el IES Beatriz Galindo fue un espacio de reflexión y reconocimiento. Durante este evento, se presentaron los proyectos seleccionados en la VII convocatoria de Buenas Prácticas en el ámbito de la Educación, Asociacionismo y Participación en la AMPA que este año premió aquellas iniciativas que fomentasen la participación y la inclusión.

Estas jornadas son mucho más que un encuentro puntual; representan un compromiso de la federación con los valores de equidad, participación y diversidad. Celebrarlas nos permite visibilizar el esfuerzo colectivo de las asociaciones de madres y padres que, día a día, trabajan por un sistema más inclusivo y justo. Es un momento de celebración y de esperanza, un recordatorio de que juntos podemos construir un futuro donde cada niño y niña tenga la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.

Trabajar por la inclusión es trabajar por una educación mejor para todos y todas. Un sistema inclusivo nos beneficia, fortalece nuestra sociedad y nos prepara para un futuro en el que cada persona pueda desarrollarse plenamente de manera individual y colectiva. La inclusión educativa es un compromiso ineludible.

Queremos agradecer a todas las asociaciones de madres y padres federadas que presentaron sus proyectos; fue emocionante leerlos y comprobar de nuevo el potencial de las asociaciones y el fruto del trabajo de estas. Desde la federación tienen todo nuestro reconocimiento y admiración y, en especial, queremos felicitar a los proyectos premiados.